El Instituto surge como primera idea en Gaspar Melchor de Jovellanos,
para la creación de unos estudios de náutica y mineralogía,
enseñando además matemáticas y física, con
el nombre de Real Instituto Asturiano. En la Orden de 12 de diciembre de
1792 se manda que esta Escuela se establezca en la villa de
Gijón,
y se acepta la oferta de Francisco de Paula (hermano de Jovellanos) de
ceder una casa de su propiedad (La Casa del Forno) para sede del establecimiento.
Así, el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía
realiza la solemne inauguración el 7 de enero de 1794. En un primer
momento Jovellanos impartió lecciones de gramática, ampliando
las enseñanzas desde los albores de su creación en una formación
humanística además de la técnica.
Paralelamente a las enseñanzas técnicas y humanísticas,
en el espíritu ilustrado del fundador surgen las ideas de la enseñanza
de la economía y comercio, la música, la astronomía,
y en la historia y geografía. De todos ellos, Jovellanos pondría
en práctica la enseñanza de la geografía histórica.
Pero aunque no los lleve a cabo él mismo, tales enseñanzas se harán realidad,
en algún momento a lo largo de la historia del Instituto.
La primera piedra del nuevo edificio se coloca el 19 de octubre de
1797, pasando a ser ocupado en julio de 1804, y finalizándose las
obras algún año después, en 1807. Con la muerte de
Jovellanos, el Instituto siguió su rumbo, con algunos cambios importantes
tanto en las enseñanzas que se impartían como en los nombres
que iba adquiriendo, así en 1820, pasó a llamarse Instituto
Nacional; en 1845 recibe el nombre de Escuela Especial; en 1855 Escuela
Elemental de Industrias; en 1856 el de Escuela Profesional de Industrias;
en 1862 tomó el de Escuela Especial de Náutica y Aplicación
al Comercio y a la Industria. Y por fin, en una disposición de fecha 4 de julio de 1865 tomó el
de Instituto de Jovellanos, nombre que conserva hasta la actualidad.
En cuanto a las enseñanzas, siempre fueron técnicas y
humanísticas, pero en 1863, se solicitó oficialmente el establecimiento
de los dos primeros años de la Segunda Enseñanza, juntamente
con las que ya impartía. En 1868 quedó establecido como Instituto
de Segunda Enseñanza, cuyo destino no abandonará ya nunca,
y a lo largo del siglo XIX y principio del XX, irá dejando paulatinamente
las enseñanzas profesionales, precisamente aquellas que fueron las
primeras en la mente de su fundador.
En 1878 fue invitado a la Exposición de París,
consiguiendo un elevado prestigio internacional y una medalla de Bronce.
El Instituto se amplió, siendo la inauguración en 1892,
quedando tal como se conoce actualmente en Gijón el edifico Antiguo
Instituto. En este mismo año se le declaraba instituto provincial
para los efectos académicos. En 1901 fue declarado Instituto
General y Técnico y en 1908 el Instituto Jovellanos se incorporó
al Estado.
El primer tercio del siglo XX está muy poco documentado, debido
a la desaparición de la documentación con motivo de la Guerra
Civil. En 1913 se segregó del Instituto la Escuela de Náutica,
y en 1924, ésta, definitivamente se extinguió. En 1932, ante
la insuficiencia de espacio, se trasladó la sede del Instituto
al
Colegio de los Jesuitas, que en ese mismo año había pasado
a ser propiedad del Estado.
Aun cuando estuvo proyectada la construcción de un
nuevo edificio, tras la guerra, en 1937, se volvió a recuperar la sede del Instituto,
que hubo que reconstruir de los daños sufridos.
Se le venía llamando desde 1915 Real Instituto de Jovellanos
ya que en la conciencia de los gijoneses se mezclaban el calificativo que
le diera su fundador de Real Instituto; así en 1938 se solicitó
este título para el Instituto en atención a haberlo usado
desde antiguo.
En 1950 se constituye la Asociación de ex-alumnos del Real Instituto
de Jovellanos.
Ante las evidentes necesidades de ampliación de la sede del
Instituto, se edificó el nuevo Instituto en la actual Avenida de
la Constitución, y también actual sede del Instituto, abandonando
definitivamente el antiguo edificio que se había quedado pequeño.
En el curso 1962-63 fué ocupado provisionalmente un ala del edificio
por el Instituto Femenino, mientras se terminaba de construir el otro ala.
Definitivamente el 3 de octubre de 1964 se inauguró el nuevo edificio
del Real Instituto Jovellanos.
En la década de los 60 muestra el Instituto un momento de esplendor,
con una rica vida académica y un elevado nivel de enseñanza,
y que aún persiste en nuestros días, caracterizado por la
profesionalidad y dedicación de sus profesores, así como
la calidad e interés de sus alumnos.
En 1992 comienza a impartirse, además, el Bachillerato Internacional,cuyo diploma facilita la entrada en las universidades de todo el mundo.En agosto de 1998, el Instituto recibe el máximo galardónque se otorga a las instituciones docentes: la Corbata de la Orden Civilde Alfonso X el Sabio.
En esta página
pueden verse algunos vÃdeos con nuestras instalaciones en la actualidad.
Gaspar Melchor de Jovellanos y Ramírez, nació en la villa
de Gijón en 1744. Fue alcalde del crimen (1767) y oidor (1774)
de la Audiencia de Sevilla. En 1778 se trasladó a Madrid, como alcalde
de corte, y dos años después fue consejero de órdenes;
ingresó en las Academias de la Historia y de San Fernando, y la
Española le nombró supernumerario; escribió numerosos
informes, dictámenes, discursos, etc. Entre estos trabajos destacan
el informe sobre la Ley Agraria, la obra más notable salida de su
pluma, y el Reglamento del Colegio Imperial de Calatrava, que constituye
el plan de enseñanza más completo y perfecto que hasta entonces
hubo en Europa. Godoy le nombró secretario o ministro de Gracia
y Justicia (1797), pero al año siguiente, envidioso de su personalidad,
le desterró a Gijón, donde continuó con la creación
del Real Instituto Asturiano. En 1801 fue detenido y se le llevó
a Palma de Mallorca, donde estuvo encerrado en la Cartuja de Valldemosa
y en el castillo de Bellver, a título de reo de un delito de Estado.
Fernando VII, en 1808, le perdonó de este supuesto delito, que no
había cometido, y el rey José y Murat intentaron vanamente
atraerlo a su causa. Fue un hombre ilustrado, bien relacionado con las mejores
personalidades del mundo de la cultura y la polÃtica de su tiempo, algunos de
ellos fueron sus
amigos
personales.
Identificado con la lucha del pueblo español por su independencia,
representó a Asturias en la Junta central, y, constituida la Regencia,
que la sustituyó, se trasladó desde Cádiz a Gijón
(1811), donde fue recibido triunfalmente, falleciendo poco después
en Puerto de Vega (Navia).